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Todos somos Víctor y Ayelén, todos la ACES. Por Ignacio Vidaurrázaga Manríquez

En esta primera semana del 2020 el gobierno Piñerista cercado por las encuestas quiere construir el microclima de la normalidad. Gracias a la presión de la UDI poco a poco la derecha desarma el acuerdo constituyente quitándole progresivamente el respaldo de los parlamentarios del pacto oficialista. Algunos ya lo dicen abiertamente, mientras otros ya lo reflexionan. Simultáneamente anuncian la reforma a FONASA que es el mismo proyecto que han perseguido desde hace años para transformarlo en un seguro individual cuyo propósito implícito es recapitalizar clínicas y la salud privada.

Es en ese contexto de simulacro de retoma de la iniciativa que han querido hacer una PSU en la “normalidad”. Como si algo pudiese suceder en Chile en tal ficticia normalidad con graves y pendientes violaciones a los derechos humanos, calles tomadas por la policía militarizada, un millar de presos y mutilaciones y abusos sin reparar ni ejecutar justicia. Y además, sin ninguna respuesta a las demandas sociales, entre las que está sin duda las relativas a la educación de la que la PSU es uno de sus rostros visibles. Por eso Piñera refiere que la protesta ya pasó y buscan a trocha y mocha imponer una normalidad con sordera y represión.

Creo importan los ejemplos positivos o negativos en cada familia y cada uno evaluara en su libre albedrío a cuales transforma en modelos. La ministra Cubillos es la hija de un temprano golpista: Hernán Cubillos, mandatado por El Mercurio y luego premiado como canciller de Pinochet. Él fue de los civiles que conjurado con el almirante Merino en la Armada construyeron ese plan criminal y de retroceso en las conquistas sociales del pueblo de Chile que fue el golpe cívico-militar del 73. Pero, no fue juzgado a tiempo y su activa participación quedo impune como tantos otros.

Víctor Chanfreau, estudiante de 17 años es nieto de la ex prisionera política sobreviviente Erika Hennings y de su abuelo Alfonso René Chanfreau, joven dirigente estudiantil detenido, torturado y hecho desaparecer el año 74 por la DINA. Ambos militantes del MIR. Crimen que incluso motivo la activa participación y respaldo de Francia por el origen de “Emilio”, un resistente martirizado. Nuevamente el Chile de la memoria vuelve a resituarse en las tensiones del presente.

No pueden ni podrían "normalizar" ese examen en medio del movimiento social. Eso lo sabían de antemano. El CRUCH y el DEMRE tampoco supo interpretar de manera correcta el clima reinante, pese a tener los avisos explícitos de los estudiantes movilizados. Prefirieron la rutina, continuar como si nada, imaginar que las advertencias eran sólo bravuconadas de muchachos.

La educación segregada y con altos endeudamientos viene cuestionada y en crisis mucho antes que la ACES materializará su llamado.

Ni Víctor ni Ayelén han inventado nada. Centenares de complejos estudios, cientos de miles de vivencias y quizás cuantas frustraciones han finalizado en suicidios de jóvenes. Todo eso respalda que ese instrumento no es ni contemporáneo, ni expresa la respuesta a las necesidades de la educación superior chilena. Por más cambios de nombres que tenga es el mismo filtro de segregación programada.

En su denuncia y boicot Víctor y Ayelén no están solos y criminalizarlos a ellos nuevamente amenaza con convertir “la solución” en nuevos alicientes para el movimiento de protesta. Un simple análisis de la extensión territorial de la anormalización de la PSU revela la significación de los movilizados y por lo tanto de las energías que respaldan la radical modificación en el acceso a la educación superior. Copiapó, Quellón, Valparaíso, Yumbel, Viña del Mar, Arica, Iquique, Pichilemu, Antofagasta, Calama, Tocopilla, Coronel, Villa Alemana, Los Lagos, Talcahuano, Quilicura, Vallenar, Castro, Cañete y múltiples comunas de Santiago, entre otros.

¿Acaso imaginan acaso que esos jóvenes dirigentes quedaran solos para facilitarles sus punitivos propósitos?

La fragilidad de Piñera, Blumel, Cubillos y Rozas se expresa precisamente en no ser capaces de prever conflictos, de anticiparse, de construir acuerdos y finalmente siempre hacer de la criminalización su única y desesperada respuesta.

Es comprensible que algunos apoderados fueran a proteger a sus estudiantes. Muchas familias consideran que en ese acto se juegan la vida y todas las expectativas y es ese peso el que cargan sobre sus hombros miles de estudiantes que sólo armados de un lápiz y una goma y en una cita contrarreloj apuestan por su futuro.

Hay quienes condenan a los estudiantes secundarios movilizados, es fácil hacerlo desde los apoltronamientos. Es cómodo hacerlo desde el cenáculo de lo ideal y correcto. Pero, precisamente por estar transformado en un bingo con cartas marcadas, o sea, dependiendo de las posibilidades efectivas de respaldo y preparación individual y familiar que la PSU tiene sus días contados.

Al momento de las soluciones algunos rectores como un señor Valdés de la UDD propone como nuevos recintos para la PSU: ¡¡cuarteles de las Fuerzas Armadas o policiales!! Entonces es posible apreciar que la inteligencia y la sabiduría no siempre se reflejan en altos cargos académicos.

¿Qué de novedad podemos esperar al conocer los resultados 2020 en que en nuevamente el éxito individual y segmentado de algunos colegios privados y eventualmente de alguno público determinara como es habitual los rankings?

Todos, los miles de muchachos/as/es que se han movilizado se llaman Víctor y Ayelén y no se equivoquen los amenazadores de estos adolescentes. Nunca han estado solos ni solas.

Porque lo que aún no entiende Piñera y su debilitado gobierno es que ya nada podrá ocurrir en la normalidad en ningún ámbito del quehacer de este país, aunque sigan con anuncios juleros y de letra chica, hagan montajes simbólicos, inauguren una escalera a las estrellas, nos intenten engatusar con monedas de chocolate o esperen que las altas temperaturas nos atonten. En este curso de acción, seguirán recurriendo a su receta más habitual: respaldar a una policía desatada y haciendo de la represión una actuación cotidiana, sin límites ni propósitos y cada vez más evidentemente con falta de protocolos y actitud criminal. Atropellos con vehículos, daños y mutilaciones, gaseamiento de casas y departamentos, golpizas flagrantes y censura a quienes registran dichas violaciones.

Chile hoy es un territorio ocupado por su policía uniformada desprestigiada y repudiada ampliamente.

Víctor y Ayelén tienen nuestra simpatía y respaldo. Son los mismos del 18/O y que cuando algunos se cansan, nuevamente ellos retoman y proponen nuevos temas.

Y marzo ya viene. Pero, antes, en el verano el movimiento de protesta seguramente polinizara Santiago a 1000, el Congreso Futuro, el Festival de Viña y todo cuanto pretenda ocurrir como si no hubiese sucedido el 18/0.

8.1.2020.

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