A 50 años de la toma de la Universidad Católica y de las reformas de democratización de la política universitaria, hay –como diría Victor Hugo– mucho más “tierra prometida que terreno ganado”. Un 10 de agosto de 1967, frente a la política constante de oídos sordos del Consejo Superior de la UC, los estudiantes de ésta, liderados por la FEUC, en ese entonces adherente a los valores progresistas cristianos, deciden tomar y paralizar su casa de estudios, colgando de los balcones de la Casa Central el ya icónico lienzo “Chileno: El Mercurio miente”.
En un año como este, en el que el gobierno busca la aprobación en el Congreso de una reforma de las universidades estatales, en el que se cumplen 50 años del histórico movimiento estudiantil de 1967, y en el que los dirigentes universitarios y secundarios quieren revitalizar el movimiento estudiantil, es importante tener una mirada panorámica, histórica, de las demandas educacionales.
Es más, se hace indispensable para comprender la recurrencia de las movilizaciones estudiantiles, entender las continuidades y novedades que existen entre los movimientos de 1967 y 2011. En muchos sentidos, el movimiento estudiantil actual es la continuidad de aquel que se gestó hace ya casi medio siglo; si bien se sumaron demandas –que son las actuales– a aquellas demandas de antaño, estas últimas son el fundamento de la nueva ola de protestas...
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