¿Qué ha sido del gaullismo-mitterrandismo?

Desde su llegada al gobierno, el presidente Emmanuel Macron se ha distanciado un poco de la orientación neoconservadora de sus dos predecesores en materia de política exterior. Luego de una campaña marcada, como nunca antes, por las cuestiones diplomáticas, esta inflexión pone de manifiesto una singularidad de la posición francesa, llamada “gaullismo-miterrandismo”. ¿Qué significa eso?

Durante mucho tiempo, en Francia hubo consenso respecto de la política extranjera. Sus indicadores eran evidentes: diálogo Norte-Sur (desde la descolonización gaullista, seguida por un enfoque teñido de tercermundismo en el discurso pronunciado en Cancún por François Mitterrand, luego de la conferencia Norte-Sur convocada por Valéry Giscard d’Estaing); cooperación con Rusia a pesar de la Guerra Fría; fuerte presencia en África, a riesgo de una connivencia con los regímenes de turno; apoyo de los derechos legítimos de los palestinos, fundamento de una política árabe dinámica; autonomía militar basada en la disuasión y ausencia de participación en la organización militar integrada de la Alianza Atlántica; construcción europea con base en el par franco-alemán. Y, permanentemente, sobre fondo de pragmatismo, la preocupación por la grandeza y la imagen de Francia. En todos estos puntos, la continuidad es patente hasta el segundo mandato de Jacques Chirac (2002-2007). No hay dudas de que François Mitterrand accedió, en 1981, a que se instalaran euromisiles estadounidenses. La ola de pacifismo que por entonces agitaba el continente podría haber tenido consecuencias para la disuasión nacional, pero frente a los nuevos misiles soviéticos, Francia manifestaba su solidaridad atlántica...