Las razones internas y externas que acabarían por provocar un conflicto geopolítico en suelo sudamericano estaban previstas, y el epicentro fue señalado en algún lugar del territorio que comprenden Venezuela, Colombia y sus países limítrofes. La agresión de Colombia a Ecuador en marzo pasado es probablemente la primera escaramuza de un enfrentamiento mayor, cuyo telón de fondo son las reservas energéticas. Según las prospecciones, es muy probable que Venezuela pase a ser el primer reservorio mundial.
Como razones externas de la violación del territorio de Ecuador por las fuerzas armadas de Colombia, en marzo pasado, es posible señalar dos esenciales. La primera, la estrategia de Estados Unidos con vistas a mantener su status de potencia hegemónica global; la segunda, el medio utilizado (con el apoyo tanto de republicanos como de demócratas) para el sostenimiento y reposicionamiento de esa hegemonía: la intervención militar o la desestabilización de los gobiernos adversos en las zonas estratégicas en recursos hidrocarburíferos (lo que conllevaría la desaparición del ala “nacionalista” –léase bolivariana– de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP) y la oposición sistemática a todo proceso de unificación política, energética y económica de bloques de países. El contexto mundial de agotamiento general de las reservas energéticas es la causa principal de semejante estrategia de agresión.
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