La retirada de la Ley Monsanto-von Baer fue la primera medida del gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, a través de la ministra de la Presidencia y ex senadora DC, Ximena Rincón. El Senado se aprestaba a votar ese proyecto de nombre críptico: “Ley de Derechos de Obtentores Vegetales”. Se requirieron seis años de lucha para atajar la iniciativa firmada por Bachelet en 2008 e impulsada por Sebastián Piñera, que garantizaba más lucro para las transnacionales semilleras a costa de la agricultura familiar campesina y la biodiversidad. Interpelada duramente en actos de campaña electoral en Limache y Temuco, la entonces candidata de la Nueva Mayoría había prometido “revisar” el proyecto.
En 2008, pocos sabían que Monsanto controla el mercado global de semillas transgénicas y con sus empresas Anasac Chile y Seminis, es la principal “obtentora” (dueña) de semillas híbridas. La gente tampoco asociaba el cáncer y las enfermedades crónicas con la agricultura intensiva en uso de plaguicidas ni con los alimentos transgénicos. Fue clave la visita a Chile de la documentalista francesa Marie Monique Robin el 2009, invitada por la Red de Acción en Plaguicidas (RAP-AL) a lanzar su célebre video “El Mundo Según Monsanto”.
En el escenario actual, seguiremos trabajando por semillas libres de patentes, transgénicos y plaguicidas. El desafío es asegurar la protección de la semilla mediante los instrumentos legales internacionales que Chile no ha ratificado, y contribuir a la elaboración de una ley que resguarde la biodiversidad y asegure la libre disposición y comercialización de la semilla local y del agua para la producción agroecológica, garantizando mecanismos de comercialización para las y los productores de la agricultura familiar campesina…
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