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En busca de un afecto común

¿Es posible un pueblo europeo?

“La naturaleza no crea pueblos”, afirmaba Spinoza. Las comunidades políticas son comunidades pasionales; pueden por lo tanto mutar y recrearse en base a un afecto compartido que articule lo diverso y lo común. La idea de soberanía popular podría orientar la construcción de un pueblo europeo, aunque no sería suficiente...

Para no sucumbir completamente al desafío de pretender agregar cualquier cosa que sea pertinente a la enormidad de lo que ya se dijo a propósito de la nación, es posible recurrir a vías más conceptuales, por ejemplo, partiendo nuevamente de esa firme advertencia que hace Baruch Spinoza en el Tratado teológico-político: “La naturaleza no crea pueblos”. Se observará en primer lugar que no se podría romper más categóricamente con las concepciones esencialistas o etnicistas de la nación. Luego se verá en ello una noticia bastante buena: nada, en esta materia, está fijado para la eternidad, pues si no es la naturaleza sino –digamos para abreviar– la historia la que los constituye, esto significa que, así como se hacen, los pueblos pueden deshacerse, y también rehacerse. Nada impide en particular considerar la hipótesis de la formación de un pueblo de pueblos –se trata incluso, como lo ha observado especialmente Eric Hobsbawm, de una configuración practicada por la historia de manera corriente–. Por lo tanto, aunque no resulte evidente, la idea de que se constituya un pueblo europeo tampoco resulta esencialmente absurda.

La naturaleza no crea pueblos, dice Spinoza, pero tampoco las adhesiones de la racionalidad contractualista, según el modelo de la asociación voluntaria, libre y transparente que dio su carácter a los esquemas variados del “contrato social”. ¿Entonces qué? “Ya que los hombres son conducidos por el afecto más que por la razón, se desprende que la multitud alcanza acuerdos naturalmente y quiere ser conducida como por una sola alma bajo la conducta, no de la razón, sino de algún afecto común”. Las comunidades políticas, las (...)

Artículo completo: 351 palabras.

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Frédéric Lordon

Economista. Autor de La Malfaçon. Monnaie européenne et souveraineté démocratique, Les Liens qui libèrent, París, 2014, obra en la que aparece este artículo.

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