Es una práctica ilegal, pero ampliamente difundida: ¿por qué esperar a que un canal de televisión nacional se decida a emitir la nueva temporada de una serie extranjera (por lo general estadounidense) que nos gusta, cuando podemos descargar los episodios de Internet inmediatamente después de su difusión en su país de origen? Para aquel que no habla inglés con fluidez, o danés –en el caso de Borgen, por ejemplo–, está el problema de la comprensión.
Si bien subir un video a una plataforma de descargas es bastante fácil, el subtitulado –a fortiori en varias lenguas– de miles de episodios representa un trabajo hercúleo. Sin embargo, unas horas después de la primera difusión del codiciado episodio, todos podemos encontrar en los sitios especializados un archivo con los subtítulos en nuestra lengua -español, francés, húngaro, ruso, croata, farsi, etc.– que corresponde a su archivo de video. Este prodigio es posible gracias a la pasión de fervientes aficionados de los cuatro extremos del planeta. Así, gracias al fansubbing (“subtitulado por los fans”), los espectadores de Game of Thrones (Juego de Tronos), donde quiera que estén, saborearon casi instantáneamente la temporada 4, que comenzó el 6 de abril pasado en el canal Home Box Office (HBO). La serie estadounidense de fantasy, estrenada en 2011, fue la más descargada de forma ilegal en 2013, hecho que enorgullece a sus productores…
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