La democracia colonizada por el empresariado

Calculadora y encuestas a mano, muchos suman y restan para intentar adivinar cuántos se quedarán fuera de carrera a la hora que decante la polvareda de las investigaciones judiciales por fraude tributario, sobornos, cohecho, lavado de activos y otros por el uso de boletas falsas para que empresas como Penta y Soquimich entregaran aportes financieros irregulares a candidatos a distintos cargos, en su mayoría vinculados a la UDI. Del mismo modo, la derecha opositora ha buscado neutralizar los efectos de estos delitos con el intento de mantener vigente y escalar hasta donde sea posible el caso de tráfico de influencias que involucró a la nuera y el hijo de la presidenta Michelle Bachelet, en una operación inmobiliaria especulativa cruzada por la intervención personal de uno de los dueños de la fortuna más grande de Chile. Es la búsqueda del empate.

No importa si los delitos o faltas son equivalentes, la búsqueda del empate termina siendo un camino que permite bajar la conflictividad y recuperar el control de la crisis de credibilidad que golpea al conjunto de las elites. Hay quienes apuestan a la pérdida total de legitimidad del sistema político, de sus partidos e instituciones, porque ello produce despolitización en la sociedad. En ese tipo de empate donde la política y el ejercicio de ella es despreciada, siempre ganan quienes tienen mejores condiciones para desplegar el clientelismo electoral y la puesta en escena de proyectos populistas...