En la región francesa de Lorraine, donde produce rieles de acero en Hayange, la india Tata parece “gentil” frente a su compatriota Mittal, que cerró brutalmente sus dos últimos altos hornos. Algo que no le impidió retirarse vendiendo su filial. También en India, la carrera por la rentabilidad sacude a la multinacional, que hasta el presente logró combinar paternalismo, nacionalismo y capitalismo.
“Valores más fuertes que el acero”, este eslogan del complejo siderúrgico indio más grande, Tata Steel, destaca la singularidad del grupo, primer conglomerado privado del país. Los valores en cuestión –confianza, fiabilidad, responsabilidad social– le hacen eco a los principios dictados por su creador, Jamsetji Nasarwanji Tata (llamado con frecuencia simplemente Jamsetji).
En India, todo el mundo conoce la leyenda de la familia Tata, fundadora de un imperio que interviene en casi todos los campos de la vida: del agroalimentario a la informática pasando por el acero, la química, la energía, el automotriz, los cosméticos. Imposible en India escapar de los productos fabricados por el grupo. Para la población, Tata sigue estando asociada con la construcción nacional: se confunde con la evolución del país y con su destino económico desde fines del siglo XIX...
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