A veces los explosivos más potentes son los que pasan los arcos detectores con más facilidad. De todas las obras consagradas a la crítica de la Unión Europea, y no faltan las eruptivas, la más devastadora podría muy bien ser una de las más discretas. También una de las más fuera de tiempo. Meticuloso trabajo de historiador, publicado en las revolucionarias ediciones del CNRS, Les “Collabos” de l’Europe nouvelle [Los colaboracionistas de la Europa nueva], de Bernard Bruneteau, tiene con qué provocar daño. Pero, si se permite el oxímoron, un daño hecho con sutileza.
Así, la idea de que Europa pueda asociarse a la palabra “colaboracionista” es una conjunción cuya doble propiedad de parecernos perfectamente aberrante y, sin embargo, haber sido confirmada por la historia, da para pensar. Para cuestionar no tanto la idea en sí misma como la ceguera a la que pueden conducir algunas maneras de perseguirla...
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