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Representantes inescrupulosos, corrupción, asociación ilícita y blanqueo de capitales

Los oscuros subsuelos del fútbol belga

Durante dos años y medio, el periodista Patrick Remacle y su colega Thierry Luthers investigaron las derivas del fútbol belga. Decenas de personas aceptaron prestar testimonio, a menudo de forma anónima, quebrando la omertà que habitualmente reina en ese ámbito. Los periodistas tuvieron acceso a importantes elementos confidenciales, particularmente las audiencias del primer arrepentido de la historia judicial belga, Dejan Veljković.

Para el observador que penetra por primera vez en el ámbito del fútbol en Bélgica, inmediatamente salta a la vista una realidad: todo el mundo se conoce. Sin duda, el país es pequeño y eso facilita las cosas. Pero el mundo del fútbol belga es aun más pequeño. Y es en este ámbito consanguíneo que a lo largo de los años se ramificaron amplios descarríos financieros, engendrando lo que se denominó el escándalo del “Footbelgate”.

Todo comienza a fines del 2017. La Célula del Tratamiento de la Información Financiera (CTIF), que depende del Ministerio de Finanzas, toma conocimiento de 27 cuentas bancarias relacionadas a una única persona en un banco en Hasselt, en la provincia de Limburgo. La CTIF informa al Ministerio Público Federal. Se designa un juez de instrucción y se abre una investigación: es la operación “Manos Limpias”, en referencia a la investigación “Mani Pulite” que apuntó, a inicios de los años 90, a diversas personalidades italianas (ministros, diputados, senadores, dirigentes de empresas...), sacando a la luz un amplio sistema de corrupción.

El individuo relacionado con las veintisiete cuentas es rápidamente puesto bajo escucha. Se trata de Dejan Veljković, un ex futbolista convertido en representante de jugadores. De origen serbio, reside en ese entonces en Flandes desde hace varios años. Durante las escuchas, los investigadores observan con cierta sorpresa que Veljković y sus interlocutores hablan con total libertad por teléfono. Nada de mensajes encriptados, ni de palabras en código: aluden tranquilamente a sumas de dinero, sobornos, entramados financieros, “compras” de partidos. “Todos parecen creer que es perfectamente normal”, escribe un policía en un informe.

Una red internacional

Rápidamente, las escuchas y los seguimientos sacan a la luz a otros protagonistas. Principalmente Arnaud (alias “Mogi”) Bayat, el principal representante en Bélgica. Su familia huyó de Irán tras la caída del Sha y se instaló en el sur de Francia. Con su hermano Robert (apodado “Mehdi”) se trasladaron luego a Bélgica para reunirse con su tío Abbas, un empresario que en ese entonces era propietario y presidente del club Sporting de Charleroi (2000-2012). Mehdi Bayat terminó comprando ese club en 2012, mientras que, en 2010, “Mogi” se convierte en representante, operando no sólo en Bélgica sino también en el exterior, donde es cercano a dirigentes de los clubes Nantes en Francia, Watford en el Reino Unido y Udinese en Italia. En el reino, gestiona la carrera de futbolistas en una decena de clubes. Para ello funda dos empresas: la empresa belga Creative & Management Groupe y la empresa luxemburguesa International Sports & Football Management SA. En 2017, siete años después de haber iniciado su actividad, declaraba sonriente a la televisión: “Soy el jugador de fútbol mejor pagado de Bélgica” (1).

Tras varios meses de investigación, la operación “Manos Limpias” pisa el acelerador. El 10 de octubre de 2018, se llevan a cabo 44 allanamientos en Bélgica y otros 13 en el exterior –en Francia, Luxemburgo, Chipre, Montenegro, Serbia y Macedonia- coordinados por Eurojust (la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Judicial Penal). Alcanzan a varios clubes de fútbol, dirigentes, representantes, árbitros, un ex abogado, un estudio contable, un entrenador y algunos periodistas. El Ministerio Público Federal precisa entonces en un comunicado que “un gran número de personas fueron privadas de su libertad y trasladados para una audiencia más exhaustiva”.

Relojes de lujo

En la casa de Mogi Bayat, en la que los miembros de las fuerzas especiales penetraron tirando abajo la puerta y con el arma empuñada –la investigación previa demostró que el individuo podía ser violento– el allanamiento durará ocho horas. En una habitación de la inmensa mansión, los investigadores descubren a dos mujeres de nacionalidad rumana, empleadas no declaradas. En otra habitación, encuentran pilas de papeles a nombre de clubes de fútbol, expedientes de jugadores y facturas de un joyero bruselense. Hay siete autos de lujo estacionados en el garaje. La cartera de la esposa de Mogi Bayat contiene 7.500 euros en efectivo. Pero lo que más intriga a los policías, es el descubrimiento de cajas de relojes de lujo –cerca de 200– en su mayoría vacías, por un monto potencial estimado en 8 millones de euros. “Mi cliente es coleccionista de cajas de relojes de lujo desde siempre. Está en su derecho”, justificará, en una respuesta memorable, el abogado del representante, Jean-Philippe Mayence (2). Mogi Bayat es arrestado y pasa 48 horas en detención preventiva. Luego será encarcelado por 46 días en la cárcel de Louvain. La justicia sospecha que puso en marcha un sistema ilegal con el objetivo de maximizar sus ganancias en detrimento de los clubes. En cuanto a los relojes, se habla de un esquema carrusel de Impuesto sobre el Valor Agregado (IVA) (3), pero no únicamente. El Ministerio Público sospecha que los relojes también sirvieron para “fluidificar” la firma de diversos traspasos de jugadores, según un sistema de sobornos con un funcionamiento bien aceitado: el club A le compra un jugador al club B, por una indemnización por traspaso convenida entre ambos. El representante involucrado, o más bien los representantes, ya que a menudo son varios, reciben una comisión bajo la forma de un porcentaje del monto de dicha transacción. Transfieren entonces una parte de su comisión a uno o varios individuos que facilitaron la transacción, por ejemplo, el manager deportivo del club. Este soborno es discretamente pagado en efectivo o a través de algo a cambio, como relojes de lujo. En lenguaje penal, se traduce como fraude fiscal, corrupción entre particulares y a menudo, blanqueo de capitales.

Muchos testimonios y elementos sugieren la puesta en marcha de tal sistema, a gran escala, en el ámbito de los representantes belgas, como demuestra la multiplicación de las causas judiciales de estos últimos años. Así, Christophe Henrotay, el representante de varios “Diablos Rojos” (apodo del equipo nacional), entre ellos el arquero del Real Madrid Thibaut Courtois, fue imputado en septiembre 2019 por blanqueo, asociación ilícita y corrupción entre particulares. En el centro de la investigación se encuentran principalmente el traspaso de Aleksandar Mitrović de Anderlecht a Newcastle y el de Youri Tielemans de Anderlecht al AS Monaco. Tras el allanamiento de su domicilio monegasco, la justicia belga incautó 7 millones de euros en efectivo, un barco, dos departamentos y tres autos de lujo. Otro ejemplo: Kevin De Bruyne, jugador belga del Manchester City, demandó a su (...)

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Patrick Remacle

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