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¿Propuesta de derecha o de izquierda?

Una renta básica universal

“Hablar de instaurar un salario básico sin precisar qué se entiende por eso equivale a discutir la adopción de un felino sin aclarar si se piensa en un gatito o un tigre”, señala Olli Kangas, director de investigación de KELA, el Instituto Finlandés de la Seguridad Social. Ahora bien, hace algunos meses que la idea tiene amplio eco en Europa y más allá; y sus partidarios de la primera hora no pueden evitar tener la impresión de ver gatitos, tigres y variadas criaturas híbridas saltar en todos los sentidos delante de sus asombrados ojos.

Es cierto que todo el mundo coincide en una sucinta definición de renta básica. Cada persona recibiría de la colectividad, desde el nacimiento hasta su muerte, sin condición ni contrapartida, una suma establecida, acumulable con sus otros ingresos, incluso los provenientes de un trabajo. En las versiones de izquierda, sería un monto cercano al salario mínimo, lo suficientemente elevado para cubrir las necesidades básicas (unos 1.000 euros), lo que permitiría rechazar un empleo considerado no interesante, perjudicial y/o mal pagado. Se trata de reconocer las distintas formas que puede adoptar la contribución que cada persona hace a la sociedad: trabajo remunerado o no, formación –antes de entrar a la vida activa o para reconvertirse–, ayuda a familiares, inversión asociativa, creación, etc. Uno de los actuales defensores de esta versión en Francia, Baptiste Mylondo, la asocia a drásticas medidas de reducción de las desigualdades: impuesto a la renta fuertemente progresivo, tasa sobre el patrimonio, instauración de un salario máximo (con una diferencia máxima autorizada de uno a cuatro)...

Artículo completo: 287 palabras.

Texto completo en la edición impresa del mes de julio 2016
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Mona Chollet

Jefa de Edición, Le Monde diplomatique, París.

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