Cuando el embajador ruso en Kabul fue interrogado por la partida anunciada –prevista para 2014– de las tropas occidentales en Afganistán, no pudo dejar de pensar en la experiencia –y, por supuesto, en los errores– de la Unión Soviética en los años 80. En plena Guerra Fría, Moscú se apoyó en un movimiento comunista autóctono que, indócil y dividido, precipitó su involucramiento en un conflicto mortífero.
Frente a las casas de té y a los puestos de Kabul, se puede ver a veces el retrato de un hombre severo de cara redonda, con bigote y cabello negro. Es el retrato de Mohamed Nayibullah, último presidente comunista del país. Miembro del Partido Democrático Popular de Afganistán (People’s Democratic Party of Afghanistan, PDPA) desde fines de los años 60, dirigió durante mucho tiempo la policía secreta antes de convertirse, en 1986, en jefe de Estado. Después de la retirada de las fuerzas soviéticas, en 1989, Nayibullah se instaló en el poder durante tres años, muriendo en manos de los talibanes en 1996...
Texto completo en la edición impresa del mes de septiembre 2012
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl