“¡Y va a caer! ¡Y va a caer! ¡La educación de Pinochet!” es una consigna que toda persona que haya participado en una marcha estudiantil de los últimos 25 años en Chile también ha cantado y es, a su vez, una de las claves para comprender la relevancia del gran alzamiento que irrumpió en el invierno de 2011.
Según enseñan quienes más han estudiado estos fenómenos contemporáneos, las exigencias estudiantiles siempre comienzan con aspectos gremiales/concretos que con el pasar de las semanas se van complejizando hasta abarcar asuntos político/abstractos. En el caso chileno de 2011 eso no fue diferente. Las primeras demandas tuvieron relación con actualizar los montos asociados a algunas becas de alimentación y con frenar la oscura venta de una universidad privada “a secas”, la Universidad Central. Luego se adosaron las peticiones que regularmente levantaba el estudiantado al principio del año escolar, las referidas al aumento del financiamiento de las universidades, a la democratización de los gobiernos universitarios y a la eliminación de las restricciones de acceso a la educación superior. Y finalmente, debido a la poca receptividad del gobierno y a la fuerza que fueron adquiriendo las movilizaciones, en junio aparecen dos demandas que terminarán dando su sello al movimiento: fin al lucro y gratuidad...
Texto completo en la edición impresa del mes de marzo 2015
en venta en quioscos y en versión digital
E-mail: edicion.chile@lemondediplomatique.cl
Adquiera los periódicos y libros digitales en:
www.editorialauncreemos.cl