Existen finales de vida que tienen rasgos de tragedia con su carga de traiciones, mentiras y un inmenso dolor. Hace cincuenta años, el 25 de octubre 1970, murió asesinado nuestro padre y abuelo, el general René Schneider, comandante en jefe del Ejército, víctima de un atentado. El crimen fue parte de un plan destinado a impedir la llegada de Salvador Allende y la Unidad Popular a La Moneda. Los conspiradores la llamaron la “Operación Alfa”.
A los 16 años entró a la Escuela militar. Su primera opción había sido estudiar medicina, pero debido a que su familia pasaba por graves problemas económicos y para ayudar a su madre viuda, eligió una carrera en la que rápidamente pudiera ganarse la vida. En la institución militar René Schneider encontró su verdadera vocación, a la que guardaría fidelidad hasta el sacrificio final.
Corría el año 1969. Gobernaba Chile, Eduardo Frei Montalba, democratacristiano. Su administración había menospreciado a los militares, como lo afirma el general Carlos Prats en sus memorias, existían, entre otros, problemas de salario y de armamento. Esto hacia el objeto de comentarios y discusiones internas en las juntas de generales, sobre todo entre los generales Schneider, Prats y Emilio Cheyre. El general Roberto Viaux para mostrar su protesta frente a esta situación, prefiere realizar una acción de fuerza y se acuartela en el regimiento Tacna. Su maniobra será conocida como el “Tacnazo”. Numerosos oficiales lo acompañan. Esto produjo una gran conmoción en el país ya que se desconocían las intenciones de ese movimiento y hacía mucho tiempo que no se escuchaban ruidos de sables. Este acto de rebeldía no surgió de una inspiración espontánea, tenía contactos de alto nivel y veía una proyección hacia el futuro.
El poeta Armando Uribe, que trabajaba en la embajada chilena en Washington, se encontró en Estados Unidos con Agustín Edwards, propietario del diario El Mercurio, pocos días antes del “Tacnazo”, y este le afirma que pronto ocurrirán en Chile hechos importantes, refiriéndose indudablemente a la toma del Tacna (1). Igualmente el entonces senador Patricio Aylwin asiste a una conversación de Edwards con Charles Meyer, secretario de Estado para América Latina, y le da la impresión de que estaría pidiendo ayuda para Viaux. Tentativa de golpe o no esto fue la antesala del 11 de septiembre de 1973 como lo afirmó el general Horacio Toro, uno de los protagonistas del “Tacnazo” (2).
El gobierno de Frei se ve en la obligación de cambiar al ministro de Defensa y al comandante en jefe del Ejército. Como ministro es nombrado Sergio Ossa Pretot y para sorpresa para todos escogen a René Schneider como comandante en jefe ya que tenía la séptima antigüedad. Es un momento de gran agitación dentro del Ejército y del país. Dentro de un año se realizarán las elecciones presidenciales. Son tres candidatos, Jorge Alessandri por la derecha, Radomiro Tomic, democratacristiano, y Salvador Allende, izquierda.
El general Viaux era un hombre sin mucho carisma ni talento, pero su figura despierta curiosidad. Numerosos políticos lo visitan en el Hospital Militar donde él irá después del “Tacnazo”. Esto lo hace sentirse halagado, se ve como un líder que puede transformar el país. Comienza a realizar reuniones públicas y clandestinas con militares y civiles, que tienen carácter insurreccional. En marzo de 1970, Edwards se reúne con su amigo el banquero David Rockefeller para hacerle saber de su temor si Allende gana las elecciones. Rockefeller preconizaba dictaduras militares para América Latina.
Nace una doctrina
Ocurren varias tentativas de golpes de Estado como la realizada por el general (R) Horacio Gamboa en marzo de 1970. Le encontraron un acta constitucional en donde se proclamaba a Viaux como presidente. Detienen al mayor Arturo Marshall, acusado de planear el asesinato de Salvador Allende. Este estaba en estrecho contacto con la CIA como lo comprobó la investigación hecha por Seymour Hersh. Ambos eran cercanos de Viaux.
El general Schneider recorre los regimientos de norte a sur, incansablemente, tratando de restablecer la unidad del Ejército y la disciplina. Viaux no pierde oportunidad de atacar al alto mando.
En mayo de 1970 el general Schneider concede una entrevista al diario El Mercurio, en la que dice que “la intervención política está fuera de nuestras doctrinas”. En el mundo político se comentaba que si nadie obtenía la mayoría absoluta, el Congreso podía elegir por primera vez a quien tuviera la segunda mayoría. El comandante en jefe manifiesta que el Ejército respetará cualquiera fuera la elección del Congreso. Esta declaración será conocida como la “Doctrina Schneider”.
Esto, a pesar de la respuesta donde el jefe militar se adhiere completamente a la Constitución, despertó la cólera de Julio Durán, de la Democracia Radical. Durán era alessandrista y para él y para la derecha esto era inaceptable ya que la tradición era elegir la primera mayoría relativa y ellos estaban seguros de la victoria de Alessandri.
Viaux se encuentra con el general (R) Héctor Martínez Amaro a mediados de 1970. Se habían conocido en los años 50 y habían sido protagonistas de lo que se llamó “La línea recta”, que fue una tentativa de autogolpe del entonces presidente Carlos Ibáñez para imponer una dictadura. Tras las reuniones con Viaux, el general Héctor Martínez, junto con Franz Pfeiffer, inició la formación del Partido Popular Nacionalista, que era un intento por reagrupar vertientes nazis y oficiales en retiro de las Fuerzas Armadas (3).
Intensifican campaña
El 15 de agosto 1970, el subsecretario de Estado, John Crimmins, envió al embajador estadounidense en Chile, Edward Korry, un cable secreto sobre las opciones de contingencia en el caso de que Allende ganara las elecciones. La última opción se refiere al derrocamiento o evitar la asunción (4).
El 4 de septiembre de 1970 son las elecciones. Allende obtiene la primera mayoría relativa (36%), seguido por Alessandri y tercero Tomic. La campaña del terror contra Allende que había comenzado antes de la elección, se intensifica. Después del 4 de septiembre, Viaux se reúne con el general Camilo Valenzuela. Se habla de la situación de la Democracia Cristiana en la que existe un sector que se niega a entregar el gobierno a Allende. Es el caso de Frei Montalva, del ministro de Economía, Andrés Zaldívar, de Sergio Ossa, ministro de Defensa y de Patricio Rojas, ministro del Interior. Viaux afirmó que el contacto que él tenía con la DC era el abogado Guillermo Carey, que era en ese tiempo director de una planta de celulosa en Arauco junto con el ministro Zaldívar (5).
Al círculo de conspiradores se agregan el general Joaquín Garcia (FACH), el almirante Hugo Tirado (segunda antigüedad de la Armada), y el general Vicente Huerta, director general de Carabineros. En un primer momento pensaron en secuestrar las cuatro primeras antigüedades del Ejército. Después deciden retener al que representaba el mayor obstáculo para sus planes, el general Schneider. Esta maniobra la denominaron Operación Alfa.
En una fecha no determinada, el embajador de Estados Unidos, Edward Korry envió un extenso memorándum a Kissinger en el que le informaba de un mensaje de Frei al general Camilo Valenzuela y al director de Carabineros Vicente Huerta. Según el reporte de Korry, Frei indicó a Valenzuela y a Huerta que tenía la intención de renunciar después del feriado de fiestas patrias. Este hecho agregado a la intervención del ministro Zaldívar sobre la situación económica catastrófica debido a la elección de Allende provocaría una crisis institucional. De este modo podría constituirse un gobierno interino. Nada de esto ocurrió, pero es bastante significativo que los destinatarios de la comunicación hayan sido dos hombres que estaban (…)
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