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Principios que deberán quedar plasmados en la nueva Constitución

Chile necesita reformas tributarias progresivas

Como dice Thomas Piketty en su libro Capital et ideología (1), la Constitución debe inscribir principios mínimos de justicia fiscal: la no regresividad de los impuestos (los impuestos no deben representar una proporción menor de los ingresos y de la propiedad para los ciudadanos más ricos que para los más pobres) y la obligación de transparencia y de rendición de cuentas. Recordemos que la progresividad se define como el aumento de la tasa del impuesto a medida que el ingreso aumenta, y la redistribución es la diferencia en la desigualdad causada por la tributación. Como bien se ha señalado, el impacto redistributivo dependerá entonces del nivel y la composición de los impuestos.

En Chile, el sistema tributario ha contribuido a perpetuar la desigualdad económica, por lo cual debe corregirse la manera de recaudar impuestos. Primero, en su monto. En 2018, la carga tributaria de la OCDE fue de 34.3% del PIB, promedio que no se compara con los pálidos 21 puntos de PIB de recaudación de Chile. Segundo, en su composición. Continúa el imperio de los impuestos indirectos, por esencia regresivos.

Llama la atención que en los países de la OCDE la recaudación del impuesto a la renta personal es casi seis veces superior a la de Chile, alcanzando 8,3 puntos del PIB, versus 1,4 puntos del PIB, en el caso chileno.

En un reciente trabajo que los autores hicimos para la FES-Chile (2), se concluye que entre 2013 a 2018 el fisco ha dejado de percibir anualmente entre 7,5 y 7,9 puntos del PIB debido al incumplimiento tributario (evasión). Para tener una idea más clara de lo que significa este monto, cabe señalar que equivale a 1,5 veces el presupuesto anual en educación y 1,6 veces el presupuesto anual en salud.

Según estas estimaciones, la tasa de incumplimiento en el impuesto a la renta ha oscilado en torno al 50% en el período 2013-2018. No hay dudas de que la evasión asociada a las rentas empresariales se concentra en los percentiles de altos ingresos, pues el 82% de los contribuyentes se encuentra exento del impuesto a la renta. Es así como estimaciones de la evasión en el impuesto global complementario muestran que el 98,9% de ésta se produce en el decil de mayores ingresos. Esa es la medida del hoyo negro tributario, que absorbe evasiones varias, elusiones, subdeclaraciones, en fin. Por lo que se necesitan reformas tributarias progresivas.

Puede que el documento reciente “Propuestas de trabajadores SII para un nuevo pacto social con justicia fiscal y tributaria” (ANEIICH y AFIICH, 2019) contenga el mayor detalle de reformas progresivas. En su diagnóstico, el documento expresa que “la percepción existente respecto a nuestro sistema tributario vigente es que se trata de un sistema especialmente complejo, regresivo, inequitativo e injusto, que carga en mayor proporción a los sectores medios y de menores recursos de la población, y que otorga un trato preferente a los grandes empresarios, políticos y personas de mayores ingresos”.

La lista de reformas necesarias es larga y abarca múltiples objetivos, pero en el Estudio citado nos concentramos en cuatro propuestas que son, sin ambigüedades, progresivas y que cambiarían sin duda el desolador panorama tributario chileno.

1. IVA diferenciado para artículos de primera necesidad, medicamentos y libros No hay duda de que el IVA es un impuesto regresivo. Así lo demuestran todos los estudios serios sobre equidad fiscal realizados en Chile y el resto del mundo. Ideas como elevar la tasa de IVA para financiar aumentos de pensiones son un contrasentido si se quiere avanzar en progresividad del sistema tributario.

Chile es el único país de la región que tienen IVA con tasa uniforme (otra herencia de la dictadura). Es decir, el pan o la leche podría ser 19% más barata. Hace mucho tiempo que se ha demostrado la enorme regresividad de este impuesto. Y pocos se refieren al tema, como si el IVA uniforme fuera sacrosanta palabra, y que tocar este dogma acarrearía poco menos que la destrucción del sistema.

Afirmaciones categóricas como esas chocan con la realidad de nuestro mundo. En España existen tres tipos (así les dicen a las tasas), según los bienes y servicios; tasa 21%, de régimen general; tasa reducida al 10%, y tasa superreducida al 4%. Se adivina que este último régimen se aplica a productos básicos, como pan, harina, huevos, leche, pero también a los libros, medicamentos, servicios de asistencia a domicilio... y recientemente a (...)

Artículo completo: 2 186 palabras.

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Michel Jorratt* y Ricardo Martner*

*Ingeniero Civil Industrial y Magíster en Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile, ex director del Servicio de Impuestos Internos de Chile y consultor en política y administración tributaria.
** Doctor © en Ciencias Económicas, Universidad de Paris, ex Jefe del Área de Asuntos Fiscales de CEPAL y Comisionado de ICRICT.

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