Cómo evitar el abandono escolar en pandemia

Desde la primera reforma educativa de los años noventa, cuando se analizan las estrategias que hemos implementado en Chile para abordar el dilema de la deserción escolar, el abandono, la retención y el fracaso estudiantil, se aprecian dos directrices. Por una parte, las autoridades ministeriales, con independencia del gobierno de turno, han implementado programas que propenden fortalecer la apropiación curricular. Es decir, se instalan iniciativas que trabajan con el estudiantado los contenidos de los planes y programas de estudio. De esta manera, se han promovido talleres pedagógicos orientados a reforzar los dominios y temas propuestos por las asignaturas más relevantes para la promoción de los estudiantes. El supuesto o la justificación de estos programas se fundan en el impacto negativo que tiene la repitencia y la sobreedad en la permanencia de los y las estudiantes en las escuelas y liceos. De hecho, pese a que la Jornada Escolar Completa (JEC), no lo considera en sus fines, los talleres propuestos tienden a incorporar directa o transversalmente el fortalecimiento de los contenidos curriculares tratados por las asignaturas, especialmente las relacionadas con lenguaje y matemáticas.

La otra estrategia que se ha utilizado para abordar la retención y prevenir el abandono escolar prematuro en la educación básica y media, ha consistido en identificar a los actores educativos que serían los responsables de prevenir a tiempo el abandono escolar del estudiantado. De esta manera, a lo largo de los últimos 30 años se han levantado programas centrados en la práctica pedagógica de los docentes de aula o de los profesores jefes y padres, madres y apoderados. Lo mismo ha sucedido con los equipos directivos, quienes también han sido convocados a participar en estos programas pro-retención, principalmente a Jefes de las Unidades Técnicas Pedagógicas (UTP) o a Directoras y Directores.

Sin embargo, pese a lo anterior, independientemente como se mida el abandono o la deserción escolar, las cifras de los últimos años muestran que hemos llegado a un techo estructural. Es decir, pese a que se observa una muy leve tendencia a la disminución anual de los niños, niñas y adolescentes que estando en edad escolar no asisten a un establecimiento educativo, siempre estamos por sobre los 100 mil estudiantes al año que abandonan la escuela. Dependiendo de la metodología utilizada para estimar estas cifras, en los últimos años cerca de 120 mil estudiantes dejan de asistir a escuelas y liceos.

Ahora, en el contexto de la crisis sanitaria y el teletrabajo educativo, durante el año pasado en Chile el Ministerio de Educación estimó que durante el año 2020 más de 186 mil niños, niñas y jóvenes de entre 5 y 21 años abandonaron el (...)