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Plan de gobierno y la nueva Constitución

La izquierda chilena: Hablemos de estrategia

La izquierda en Chile ha perdido la costumbre de hablar sobre estrategia, es decir, sobre los objetivos fundamentales, sobre lo principal y lo accesorio, pero más específicamente sobre los medios y tiempos para conseguir sus propósitos.

Desde una comprensible desconfianza de un pragmatismo que se fue vaciando de proyecto, asumido por las fuerzas políticas de izquierda y centro que dominaron la transición, se pasó a una visión fuertemente moral y maximalista, según la cual cualquier consideración que no implicara siempre ir hacia adelante o la posibilidad de una pausa para consolidar lo avanzado, o la necesidad de establecer alguna alianza circunstancial con alguien que no fuera afín, pasó a ser considerada la antesala de una traición o la mera reedición de los gobiernos de la concertación post-90.

Si el pragmatismo sin proyecto era una condición necesaria de superar, también la respuesta pendular de subsumir completamente lo político en la moral conduce a una concepción y un ejercicio de la política que no permite la flexibilidad ni los movimientos tácticos necesarios para conseguir los objetivos deseados.

Sin duda, para la izquierda, el objetivo estratégico principal de esta etapa, frente al cual se debieran ordenar y, en algunos casos, subordinar otras aspiraciones, es que el proceso constituyente culmine de manera exitosa. Contar con una nueva Constitución que permita emancipar la soberanía popular hoy neutralizada, desconstitucionalizar el neoliberalismo y establecer un conjunto de definiciones progresistas sobre el Estado, la economía y el medio ambiente, y garantizar derechos sociales, un enfoque transversal de género y la plurinacionalidad es el objetivo fundamental en esta etapa. Y no estamos hablando de un objetivo a largo plazo, sino de mediados del próximo año para contar con el texto definitivo de la nueva Constitución y del último trimestre de 2022 para su ratificación plebiscitaria.

Situar como el horizonte estratégico principal de la izquierda la generación de una Constitución genuinamente democrática, conceptualmente progresista y habilitadora de la política debiera permitir pensar sobre el significado de la segunda vuelta y de lo que pudiera ser un eventual gobierno de izquierda a partir de marzo de 2022.

El objetivo de asegurar el éxito del proceso constituyente no hace sino volver aún más dramático lo que pueda suceder en la segunda vuelta. El triunfo de José Antonio Kast no solo representa un retroceso democrático, y el recorte de derechos y libertades conquistados, sino que puede resultar letal para el proceso constituyente. Estaríamos frente a la llegada al gobierno del ala más recalcitrante y contraria al proceso constituyente, aquella que ha asumido de manera desembozada un abierto boicot al trabajo de la Convención Constitucional.

La segunda vuelta no es (...)

Artículo completo: 1 478 palabras.

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Ernesto Águila Z.

Académico y analista político.

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