Entre las innombrables transformaciones que se realizaron en los sistemas educativos, durante las largas y sucesivas cuarentenas que se realizaron para enfrentar la crisis sanitaria del Covid-19, está el teletrabajo y la educación no presencial. Pero, recién ahora estamos evaluando el impacto que ha tenido en los modos de producción de nuestra sociedad contemporánea. En este contexto, es importante analizar lo que ha pasado en el mundo de la educación y particularmente en la educación universitaria, dada su estrecha vinculación con la producción y el trabajo.
Las discusiones conceptuales y educativas sobre la educación a distancia y el proceso de enseñanza-aprendizaje en entornos virtuales, son de larga data, pero se intensificaron a nivel internacional desde los primeros años del nuevo milenio. En el contexto de las instituciones de educación superior, es posible apreciar cómo de manera exponencial, los diferentes modelos y contextos universitarios fueron propiciando el desarrollo de ofertas educacionales apoyadas en didácticas virtuales.
En el caso chileno ha sido más tardío, pero producto del estallido social de octubre de 2019 y de los dos años posteriores de enclaustramiento, todo el sistema universitario se encontró en la obligación de incorporarse rápidamente al teletrabajo y a la universalización de las clases virtuales. Esta situación, develó con cierto dramatismo, las limitaciones empíricas y la superficialidad con la que el sistema universitario estaba abordando su participación en lo que actualmente se denomina el “entorno social hipermedia”.
A diferencia de lo advertido en varios países, asiáticos, europeos y anglosajones, el sistema universitario chileno, antes de la pandemia, daba cuenta de una institucionalidad que tardíamente se montaba en una tendencia pedagógica sobre la cual, prácticamente, carecía de experiencia. La crisis sanitaría dejaba al desnudo una gestión universitaria que actuaba intuitivamente o bien usando las herramientas, dispositivos y recursos de la educación virtual, con el solo propósito de emular momentáneamente la educación presencial.
Con el retorno a la educación presencial, es decir, desde marzo de 2022, las universidades nacionales están dando muestras de intentar volver al contexto educacional anterior a la pandemia y al teletrabajo. Al parecer, en consideración a la abundancia de publicaciones y estudios realizados en estos dos últimos años, la experiencia nacional en la implementación de la educación virtual, tendió a concentrase en los efectos negativos de este tipo de educación. Es así como es posible encontrar investigaciones que se refieren a dos tipos (…)
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