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Conmemoración de los 50 años del Golpe en Chile

No basta solo gestos

A diferencia de la conmemoración de los 40 años del Golpe, hoy Chile tiene un gobierno progresista. En sus principios y programa está más a la izquierda que cualquier otro de los gobiernos de la Concertación. Pero la política no se hace solo a partir de principios, sino que también de acciones, y en el modo en que se articula la coyuntura, la correlación de fuerzas y los escenarios que toca administrar.

Para los 40 años, el gobierno de Sebastián Piñera hizo suya una demanda sentida de las organizaciones de derechos humanos: cerrar uno de los penales VIP en que se encontraba parte de la plana mayor de la represión dictatorial en Chile, la cúpula de la DINA que acumula miles de años de cárcel. Cerrar el Penal Cordillera fue un gesto promovido por una coyuntura sumamente inquieta, que ya había puesto a Sebastián Piñera frente a las demandas estudiantiles del 2011, abriendo decididamente un ciclo de oposición al sistema neoliberal a través de los movimientos sociales.

Junto al Penal Cordillera, Piñera se atrevió también a hablar de los “cómplices pasivos”, incorporando con esto, al menos en lo discursivo, una arista que los gobiernos previos, los de la ex Concertación, no abrieron: el de los civiles de la dictadura, todos aquellos artífices intelectuales o cómplices silentes en la derecha que, no separaron o no habían separado para entonces, el distanciamiento con la dictadura militar, al que tantas veces el mismo Piñera invocó reconociendo que él en el plebiscito de 1989 había votado por la opción NO.

El papel de las movilizaciones

En un contexto de ebullición social al alza, de una conmemoración que por primera vez le tocaría a la derecha en democracia, es decir, en el rol de asumir al terrorismo de Estado en la versión del “Nunca más” y no en el de los que conmemoraban el Golpe, resultó ser una efectista medida de ocasión, que bajo el señalamiento de los movimientos sociales parecía ser el único camino para un presidente que antes de asumir se reunió con los propios militares presos para comprometerles su respaldo y no cualquiera, sino que ese que, precisamente, les aseguraba impunidad y estar en cárceles de alto estándar. Si la apertura de la ex entrada de la calle Morandé 80 a (...)

Artículo completo: 1 228 palabras.

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Karen Glavic

Socióloga, magister en Filosofía, coordinadora de Contenidos de Londres 38, espacio de memorias.

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