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Auge y caída de la empresa estadounidense que conspiró contra Allende

ITT en Chile

Dos semanas después de la eliminación de Salvador Allende y de la democracia chilena por el sangriento golpe de Estado de Augusto Pinochet, The New York Times recibió tarde en la noche una llamada anónima: “Anote, porque no voy a repetir”, recomendaba la voz en el teléfono. Iba a suceder algo inaudito: “En quince minutos va a explotar una bomba en el edificio de International Telephone & Telegraph”. El blanco, conocido por la sigla ITT, no había sido elegido al azar: “Es en represalia por los crímenes contra Chile cometidos por ITT” (1).

Por entonces, este gigante de la tecnología, que se había convertido en un conglomerado tentacular, está entre las mayores multinacionales del planeta. En su ilustre consejo de administración se encuentra un ex director de la Central Intelligence Agency (CIA) y un ex presidente del Banco Mundial, un casting ideal para propulsar a uno de los mayores contratistas del ejército estadounidense en tanto uno de los principales beneficiarios de la Guerra de Vietnam. La compañía exhibe orgullosamente su posición en el seno del complejo militar-industrial. “Para ver en la oscuridad, vea ITT. La noche dejó de pertenecer a la guerrilla”, proclama una publicidad de sus artefactos de visión nocturna difundida en 1967, el mismo año en el que Ernesto “Che” Guevara es asesinado en Bolivia. La compañía es objeto de llamados al boicot, como aquel que apuntaba en contra del pan industrial que producía una filial del grupo. “Compre pan, compre bombas: ITT en Vietnam”, titula por entonces un periódico de izquierda. La redefinición del acrónimo como “Imperialismo, Traición y Terror” se expande en los medios militantes. Pero de ahí a dejar una bomba en pleno Manhattan…

El artefacto explota finalmente a las 5:40 de la madrugada en la Avenida Madison 437, sede de la rama latinoamericana de ITT. Es el tercer ataque perpetrado contra la multinacional en menos de dos semanas, después de otros en Roma y Zurich. Y la serie recién comienza…

Un contexto feudal

A diferencia del “techlash” actual –término de moda para describir la hostilidad que despierta Silicon Valley–, las acciones contra ITT en 1973 ocasionan más daños que tuits indignados. Para sus detractores, el grupo encarna no solamente el capitalismo multinacional, sino también un poder autónomo dotado de su propia política exterior, su propio servicio de espionaje e incluso su propio personal político, una yunta de ex militares, de espías, de diplomáticos y de periodistas laureados con el Premio Pulitzer reconvertidos en responsables de las relaciones públicas. ITT parece detentar todas las prerrogativas de un poder estatal. De ahí el título del libro publicado sobre la empresa en 1973: El Estado soberano (2).

Las acusaciones de tecno-feudalismo que hoy llueven sobre los gigantes de Silicon Valley (3) –descritos como señores medievales que deciden la suerte de sus usuarios– reactualizan en realidad quejas de más de medio siglo de antigüedad: incluso una obra hecha en gloria de ITT, publicada a inicios de los años 1980 (4), convocaba el imaginario señorial invitando a sus lectores –¡desde la primera página!– a remontarse a “la Europa medieval de los años 1100” para inscribir las operaciones de la multinacional en un “contexto feudal”. La comparación, por cierto, no es infundada. Pero adolece de un error de análisis fundamental: los Estados no se parecen todos entre sí. Y no todos sostienen iguales relaciones con los gigantes de la tecnología. Ahora bien, basta con examinar la historia de ITT para entender que la metamorfosis de un humilde operador de líneas telefónicas en mastodonte planetario fue consecuencia directa de la dominación militar, financiera y tecnológica ejercida por un único y mismo país: jamás ITT –ni Silicon Valley– se habría beneficiado de un crecimiento tan fenomenal sin el apoyo incondicional de Estados Unidos.

La expansión de ITT

Los hermanos Hernán y Sosthenes Behn fundan ITT en 1920 en Nueva York. En sus orígenes, la empresa les sirve de fachada para gestionar las instalaciones telefónicas que tienen en Puerto Rico y Cuba. Nacidos en Santo Tomás, en las actuales Islas Vírgenes Británicas, ambos hermanos conocen muy bien el Caribe y se dedican a atraer hacia allí a los capitales estadounidenses. Los Behn poseen una pequeña fortuna familiar, pero sobre todo una ambición devoradora. Antes de instalarse en Puerto Rico, Sosthenes trabajó algunos años en Wall Street, donde entabló lazos que se revelaron fructíferos con JP Morgan y lo que más tarde se convertiría en el Citibank.

En el transcurso de los años 1920, ITT se expande en México, Uruguay, Brasil, Chile, Argentina y España. En 1929 controla dos tercios de los teléfonos y la mitad de los cableados en América Latina (5). Esta extensión fulgurante descansa sobre el endeudamiento obtenido gracias a las conexiones de los Behn con Wall Street. Coincide con el esfuerzo de Estados Unidos, entonces en pleno ascenso como potencia planetaria, para alejar a los intereses británicos de América Latina. Como reconoce el ex secretario de Guerra Elihu Root ante un comité del Congreso en 1921: “Hay una lucha a muerte por el control de (...)

Artículo completo: 2 650 palabras.

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Evgeny Morozov

Fundador y editor del portal The Syllabus (the-syllabus.com).

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