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La geopolítica del Cáucaso a la luz de los conflictos de Medio Oriente

Alto Karabaj, una derrota armenia

Para resolver la cuestión del Alto Karabaj, el presidente azerbaiyano Ilham Aliyev eligió usar la fuerza y provocó la huida masiva de la población del enclave. Posibilitada por la entrega de armas turcas e israelíes, esta “solución” militar refleja el creciente aislamiento de Armenia y no aporta más que una solución provisoria a la inestabilidad del Cáucaso.

La ofensiva militar lanzada por Azerbaiyán en el Alto Karabaj el 19 de septiembre le permitió tomar el control de este enclave armenio ubicado en su territorio internacionalmente reconocido y provocó la huida del conjunto de su población (1). Para Ereván, el establecimiento de un estricto bloqueo de nueve meses, el rechazo de la parte azerbaiyana a comprometerse a respetar los derechos culturales y políticos de los armenios del Alto Karabaj, así como el discurso de odio transmitido por las más altas autoridades en Bakú, crearon un clima que buscaba provocar esa partida masiva y que se asemeja por tanto a una limpieza étnica. Oficialmente, la puerta de regreso permanece abierta para los armenios. Pero la ausencia de garantías de seguridad concretas, así como los rencores acumulados durante tres décadas dejan suponer que no habrá candidatos para el retorno.

¿Acaso este acontecimiento marca el final de un conflicto que comenzó hace treinta y cinco años cuando los armenios del Karabaj exigieron la autodeterminación y que Ereván, para apoyarlos, ocupó, luego de la primera guerra del Alto Karabaj, una región alrededor del enclave que representaba cerca del 13% del territorio azerbaiyano vaciándolo de su población azerí? Es poco probable. La propaganda oficial de Bakú que califica a la República de Armenia como “Azerbaiyán Occidental”– contiene elementos expansionistas, que anuncian las futuras guerras.

Armenia busca armas

Frente a estas amenazas, Armenia está aislada. Luego de sufrir importantes pérdidas militares durante la guerra de 2020, Ereván no logró reorganizar y reequipar a sus Fuerzas Armadas. Rusia, socio tradicional de su seguridad, se negó a materializar un contrato de armamento de 400 millones de dólares. Durante las incursiones militares de Azerbaiyán en 2021-2022, que le permitieron volver a delinear a su favor la frontera entre los dos países –apoderándose de las elevaciones estratégicas–, ni Rusia ni la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, de la que Armenia es miembro) condenaron a Bakú, y menos aun actuaron para proteger el territorio armenio. Para superar su aislamiento, Armenia buscó nuevos aliados, como India o Francia, principalmente para obtener armas. Mientras Ereván acudía a Occidente, sus tradicionales relaciones con Rusia se deterioraron. Por el contrario, Azerbaiyán logró mantener simultáneamente su alianza con Rusia, Estados Unidos y la UE, a la vez que consolidó su alianza estratégica con Turquía.

¿Por qué Rusia dejó que Azerbaiyán ponga en marcha una solución militar cuando había intervenido en noviembre de 2020 para impedirle apoderarse de Karabaj? Las dos guerras se llevaron a cabo en contextos geopolíticos diferentes: en 2020, el conflicto enfrentaba a dos Estados del Cáucaso sobre un territorio en disputa, con la intervención directa de dos potencias mayores: Turquía, que le dio apoyo militar y político a Azerbaiyán, y Rusia, que asumió la posición de mediador entre los beligerantes (2). Cuando el presidente ruso Vladimir Putin desplegó su fuerza de interposición en el Alto Karabaj en noviembre de 2020, su objetivo era disponer de otro punto de influencia en esa región estratégica. En primer lugar, ampliando la presencia militar rusa. Luego, intentando monopolizar la mediación entre Armenia y Azerbaiyán, a la vez que postergaba sine die la cuestión del estatus del Karabaj. Y esto a pesar de que Azerbaiyán hizo saber que no estaría satisfecho con el statu quo y exigió un control total sobre el Alto Karabaj, sin conceder un estatus de autonomía ni garantías de seguridad para la población armenia.

Al contrario, en 2023, el conflicto en el Cáucaso se desarrolla en un contexto de confrontación entre Rusia y Occidente en Ucrania. Los reveses militares rusos en ese país acrecentaron la importancia estratégica de Azerbaiyán –y de su aliada Turquía– para Putin, mientras que el interés estratégico de Armenia disminuyó a sus ojos. Dos días antes de que Moscú lanzara su “operación militar especial” contra Kiev, el Kremlin recibía a Aliyev en Moscú para firmar un pacto de alianza (3). Desde entonces, Azerbaiyán se convirtió en una (...)

Artículo completo: 2 292 palabras.

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Vicken Cheterian

Profesor de historia y de relaciones internacionales en la Universidad de Ginebra y en la Webster University de Ginebra. Autor de Open Wounds: Armenians, Turks, and a Century of Genocide, Hurst & Company, Londres, 2015.

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